“Nuestros edificios utilitarios solo pueden hacerse dignos del nombre de arquitectura si interpretan fielmente su tiempo, con su perfecta expresión funcional.” Mies van der Rohe, 1924.
La crítica de la
arquitectura contemporánea se confronta con la realidad de un siglo XXI, cuyos
niveles de complejidad y conflicto superan largamente periodos anteriores.
Seria vano volver a reiterar el cuadro general que afecta hoy a la población
mundial y los escenarios esquivos o
propicios para los arquitectos.
Sin embargo desde un
plano disciplinar, por momentos pareciera que las mitologías que han construido
sus cuerpos de practicas y saberes ha permanecido con cierta estabilidad a
pesar de fluctuaciones de tipo
estilísticos o de vagos intentos de organizar taxonomías que den cuenta de la
condición actual del ejercicio de la profesión y la producción de conocimiento
en el contexto de las economías globalizadas.
La ruptura de las
genealogías con una modernidad cosificada y la perdida de referentes con los
fetichismos del posmodernismo nos arroja de cara a futuros indeterminados sin
otro camino aparente que una eterna recurrencia y/o actualización de los iconos
del pasado.
Así las teorías e
historias de la arquitectura se han sucedido desde la segunda posguerra en adelante,
tratando de articularse productivamente con campos culturales cambiantes,
ensayando posiciones que han reformulado,
objetos, procesos y sujetos.
El universo de las
neo-vanguardias y el profesionalismo a secas,
desde posiciones no siempre intercambiables refracta esta situación determinada
por nuevos paradigmas, como los ambientales, comunicacionales, constructivos y
los emergentes actores sociales diferenciados.
La cultura
arquitectónica recorre hoy caminos desafiantes, haciéndose cargo de tradiciones
proyectuales, referencias conceptuales y constelaciones teóricas que deben ser interpretadas en perspectiva
critica.
Inmersos en la
industria cultural la generación de novedad y espectáculo no ha cesado de informar como una entelequia universalizada
de slogans equivalentes que han diluido los espesores ideologicos,culturales
que necesariamente registraron históricamente los diferentes proyectos de
emancipación social.
Se destacan dentro de
estas visiones panorámicas intentos reflexivos de caracterizar momentos
históricos y teóricos re-posicionando la arquitectura en un campo epistémico
tan singular como único. o-lindando con disciplinas como las ingenierías genéticas;
la biopolitica o la más recientemente actualización de la antropología cultural,
la arquitectura como institución ha aportado voces sustantivas desde las que
interrogar su razón de ser así como sus finalidades manifiestas.
A la manera de un
lenguaje cifrado, como la punta emergente de un iceberg algunas frases han
resistido “duras como piedras” en tanto evidencias e indicios de reflexiones vitales sobre la interioridad
de la arquitectura, de sus matrices constructivas y de sus sistemáticas operacionales.Recordemos:
“el ornamento es delito”; la arquitectura es el juego sabio de los volúmenes
bajo la luz” o la que inicia este texto “menos es mas”.
Asi,se destacaron en
el pasado reciente libros como Complejidad y Contradicción en Arquitectura; La
Ciudad Collage; La Arquitectura de la ciudad y Delirante Nueva York, los que
articulados críticamente con los textos fundacionales de la arquitectura
moderna permitieron desplegar las líneas de trabajo decisivas de fines del
siglo XX.
Estos valiosos
trabajos afirman la tradición disciplinar de conformar un contexto de discursos,
relatos, narrativas y ficciones teóricas en los que nítidos perfiles
profesionales se configuraron.
Desde los textos de
Vitruvio, toda la tratadística clásica a las obras escritas de Le Corbusier;
Gropius o Wright se ha ido constituyendo una construcción del conocimiento de
lo arquitectural que dialécticamente ha sido revisado en reformulaciones críticas,
a veces asumidas esquemáticamente.
Nos hemos preguntado
en Acamp, cuales serían estos referentes culturales en la primera década del
siglo XXI………quizás “Km3” de MVRDV, “Filogenesis” de FOA,” Autopoiesis de la
Arquitectura” de Patrick Schumacher; probablemente también “Yes is more” de Big.
Hemos decidido tomar
este último como objeto de estudios y trabajar este año a partir de su lectura
critica.Se trataría de interrogarlo en el interior de una red de situaciones
donde las practicas se intersecan con los discursos y las imágenes constituyendo
unas narrativas cuyas dinámicas temporales son las de un presente que refluye
permanentemente entre la memoria, el deseo y el placer.
Es desde esta
perspectiva donde el libro se torna relevante y enigmático para enredarlo con
la producción vital de los mas jóvenes arquitectos pero sin dejar de lado las
referencias al erosionado bastión de la modernidad donde Mies van der Rohe
parece re-leerse con insistencia, tal como lo han hecho los Smithson; Oma y
ahora Big.
En este sentido y a
la manera de los haikus orientales…..algunas frases celebres de los maestros
reducidas a slogans publicitarios hoy nos pueden decir mas sobre nuestro
presente que sobra la época heroica en la que fueron escritos.
Así nos preguntamos,
¿si menos es mas será suficiente para la creciente complejidad del mundo de
hoy?
¿Si el arquicomic
“Yes is more” será el único margen que
la industria cultural ha dejado para cuestionar el “status quo” arquitectónico?
Dejamos para este
final una frase de Bjarke Ingels que nos podría introducir en esta
lectura:”Nuestro trabajo se basa en esa idea de utopía pragmática. Hemos
intentado recuperar la ambición por las grandes ideas del Movimiento Moderno.
No es una cuestión de satisfacción personal, sino una herramienta con la que
cuenta el mundo para poder reciclarse constantemente.”
1 comentario:
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