28 agosto 2009

Tectonica y virtualidad


El problema de la materialidad arquitectónica abordada por las estrategias proyectuales relacionadas con la producción digital y las metodologías computacionales ya lleva un tiempo en la discusión académica y profesional prácticamente a nivel global. Sin embargo, la velocidad con la que estas estrategias y sus herramientas se desarrollan y actualizan, obligan a la disciplina, al menos, a recalibrar sus posturas relativas a lo digital, ya no sólo en el plano teórico o el de la crítica, sino también en las propias metodologías y en el quehacer diario de la producción arquitectónica. (mas texto e imagenes en el articulo completo)------

En ese sentido, el Arq. Silvetti -desde uno de los epicentros de producción de discursos vanguardistas en estas temáticas- observa con relativa desconfianza estas nuevas modalidades de proyecto. Desconfianza entendible, dada su comprobada experiencia y actual posición en el ámbito académico a nivel mundial, Silvetti no parece criticar la experimentación en sí misma, ("aventurerismo no recompensado" según S. Kwinter ) sino, la deliberada resistencia de estas nuevas prácticas a producir nuevos significados que, ante la novedosa posibilidad de crear forma sin historia, referencias ni precedentes (culturales, políticos, disciplinares), reducen su campo de aplicación a investigaciones morfológicas agotadas en si mismas, cuya naturaleza o bien simple en extremo o bien críptica e indescifrable, las vuelve inasibles para el resto de la disciplina o meras ocurrencias para el común de la gente.
Dice Silvetti:
“…Y qué inesperado y aterrador abismo se abrió frente a nosotros cuando la computadora nos insinuó que podía producir formas que no ya no tenían ningún precedente, sino, de modo desconcertante, podían no tener siquiera referentes! …
(…)Mi único interés por producir arquitectura se basa en que es una práctica cultural entre otras prácticas culturales (en el sentido antropológico), lo que equivale a decir que el juego con referentes (…) es inherente a la idea misma de arquitectura.
(…)Hacemos blobs porque queremos y esa fue, por un tiempo, razón suficiente. Su proliferación y rápida caída, hoy, en una indiferencia benigna, expresan con claridad su prosecución fascinante pero algo desviada.”

Si bien Silvetti termina por nombrar las debidas excepciones, su escepticismo hacia nuevos modos de proyecto y la “sobre-teorización” o lo que Kwinter interpreta como una crítica a un “intelectualismo corrosivo” no sólo no son suficientes para justificar una obra de arquitectura, sino que plantean una confusión respecto a la finalidad última de la Arquitectura.

Por su lado, Silvetti reivindica a las “pequeñas ideas”, lo que puede interpretarse como una vuelta a la innata condición material de la disciplina, a la sensibilidad, a la inspiración en los modos de habitar reales, a la racionalidad, a lo adecuado:
“Lo que tenemos ahora es una confusión fenomenal, mayormente generalizada en los medios académicos, el periodismo y los museos, entre dos condiciones en las que la arquitectura se halla a sí misma desempeñando dos roles absolutamente legítimos, pero absolutamente diferentes: uno como soporte de ideas artísticas y otro como inspiración para edificios…
….como vehículo de la Gran Idea, la arquitectura se ubica en el gran proscenio del Arte. Por el otro, como vehículo adecuado para acciones humanas, se ubica, desnuda como edificio, en la arena social donde transcurre la vida real”Ahora bien, esta postura sensible a la condición material de la arquitectura ya de por sí es parte de las “grandes ideas”, en tanto se consolida (paradójicamente) circulando a nivel global como discurso resistente a la “erosión de las especificidades histórico-geográficas” generada por la globalización en todos los niveles, y particularmente en arquitectura por corrientes teóricas importadas y prácticas profesionales transnacionalizadas.

Sobre la olvidada cualidad expresiva del material en la arquitectura Kenneth Frampton dice:

“Este estudio pretende mediar y enriquecer (…) la prioridad concedida al espacio por la necesaria reconsideración de los modos constructivos y estructurales. Es evidente que no me refiero a la mera revelación de la técnica constructiva, sino, más bien, a su potencial expresivo. La tectónica adquiere el carácter de verdadero arte en la medida en que equivale a una poética de la construcción, pero en este caso la dimensión artística no es figurativa ni abstracta.”

Lo interesante del caso, es la heterogeneidad de los resultados que produjo la adopción de estos discursos a nivel global, justificando por un lado, a un cúmulo de prácticas no sólo tecnófobas y hasta conservadoras sino también, a otra cantidad de estrategias proyectuales basadas en el uso intensivo de computadoras, (Silvetti incluso los engloba bajo “formalistas”), que encontraron en el discurso “tectónico” una piedra de apoyo para continuar indagando las crecientes posibilidades inclusivistas del ordenador.La curiosa metabolización del discurso “tectónico” por parte de los arquitectos “digitales” se da en parte por una multiplicidad de definiciones e interpretaciones que el termino "tectónica” ha dado a lo largo de la historia y que Frampton recopila en su texto. En el caso de Sekler:

“Edouard Sekler definió a la tectónica como una cierta expresividad producida por la resistencia estática resultante de la forma constructiva, de tal modo que la expresión resultante no podía ser explicada en sólo en términos de estructura y construcción. Sekler procedió a mostrar cómo combinaciones similares de estructura y construcción podían dar lugar a una sutil variación en la expresión, tal y como sucedía con los diversos detalles de esquinas en la obra americana de Mies van der Rohe.”

Y luego: “El pleno potencial tectónico de cualquier edificio proviene de su capacidad para articular los aspectos poéticos y los aspectos cognitivos de su sustancia. Esta doble articulación presupone nuestra mediación entre la tecnología como procedimiento productivo y la habilidad técnica como una capacidad anacrónica pero renovada, reconciliando diferentes medios productivos y niveles de intencionalidad. De hecho la tectónica se opone a la tendencia habitual de desaprobar el detalle en favor de la imagen total. La tectónica como valor se opone a la figuración gratuita, hasta tal punto que concebimos nuestras obras como si fueran de larga duración, `debemos producir cosas como si hubieran existido siempre`.…Finalmente todo versa en cómo realizar algo para que sea exactamente una manifestación abierta de su forma….”

En este sentido la cita de Adolf Borbein en el texto de Frampton es aún más esclarecedora respecto a su interpretación por parte de la vanguardia digital:
“La tectónica se convierte en el arte de unir cosas. ´ Arte ´ entendido en todo su conjunto, que indica tanto tectónica como ensamblaje, no sólo de las partes de un edificio sino también de objetos e incluso de obras de arte en un sentido mas amplio”

De esta forma, el “arte de unir cosas” se convierte en un argumento instrumental extremadamente poderoso, si se tiene en cuenta la creciente capacidad del ordenador y los programas de diseño, para articular y recombinar una cantidad de elementos constructivos mediante una repetición diferenciada ad infinitum (separándose finalmente de la operatoria hi-tech del detalle por repetición) y así crear toda una nueva progenie de formas geométricas fluidas, implosivas, etc.En otras palabras, estas nuevas formalizaciones solo son posibles, por un lado, gracias a una finalidad disciplinar interna de búsqueda de espacialidad en continua variación y diferenciación y por el otro, a una capacidad de cálculo, análisis, fabricación y ensamblaje nunca antes vista (capacidad entendida como el arte de combinar un sinfín de piezas disímiles pero de una misma familia morfológica).

Contrario al escepticismo de Silvetti, Antoine Picon (también desde Harvard) justifica a las nuevas herramientas digitales en tanto se encuentran en desarrollo activo y permanente. Picon basa su optimismo en el hecho de que actualmente, como diseñadores y usuarios estamos atravesados irremediablemente por la tecnología, y esta condición digital es una realidad cotidiana a tal punto que ha cambiado nuestra percepción sensible y material de la realidad.
“El computador puede indudablemente ser visto como una extensión de la mente, pero también altera nuestra percepción de los objetos al ampliar la esfera de nuestras sensaciones. Nuevas interfases actualmente en desarrollo afectaran nuestras habilidades motoras, aunque ya el mouse produjo la aparición de nuevos gestos”

Esa condición digital cotidiana que resalta Picon (siempre conectados, siempre informados, siempre dependiendo de baterías) es la que vuelve complicado a ese “retorno material” en tanto éste implique recurrir a modos de producción artesanales o pre-digitales (por no decir pre-industriales), volviendo redundante y hasta antieconómica la tendencia mundial de digitalizar completamente no sólo los métodos de proyección de la obra arquitectónica sino todo tipo de información.

Si bien Picon no habla específicamente del tema de la construcción o fabricación en términos de “tectónica”, (más allá de nombrar las tecnologías CAD/CAM ), aclara:
“la experiencia física está parcialmente determinada por la cultura tecnológica del momento, tanto literal como simbólicamente. Nuestra máquinas y sus requerimientos específicos condicionan nuestros movimientos y gestos cotidianos, complejizando la información que entrega la percepción.” dando a entender que esta nueva percepción material de la realidad (tecnológicamente filtrada) puede volverse sensible a nuevos modos de combinación material, nuevas formas de “unir cosas”, es decir, nuevas poéticas constructivas que refieran más a una semántica digital (pixelización, zooming, fractales, etc.) que a una forzada apreciación de habilidades artesanales.

Quizás la visión de Picon sea algo ilusoria, y si bien las nuevas generaciones de usuarios que han crecido rodeados de artefactos digitales y en íntimo contacto con lo “virtual” en efecto planteen interesantes problemas relativos a la percepción de la realidad (y del entorno construido) en términos lúdicos y con un imaginario arquitectónico sin dudas renovado, el impacto de esta generación de cuna digital en los nuevos patrones de uso o “modos de habitar” y su correlato tectónico-constructivo todavía esta por definirse.De esta manera, Picon plantea que la experiencia de la realidad mediada por la computación no solo no es una amenaza a la arquitectura como disciplina de la construcción material, sino que tiene la suficiente potencialidad como para aumentar y mejorar la percepción de dicha realidad (el paradigma de la “realidad aumentada” reemplazando a la “realidad virtual”). Ese híbrido entre humano y computadora que describe el artículo, se vuelve mucho más sensible y abierto a muchos mas estímulos y significados en tanto dichos espacios recurran a esta lógica de percepción espacial (digital-analógica) apoyada en los nuevos materiales y técnicas constructivas.

Y es gracias a estas novedosas técnicas constructivas que teóricos como Patrik Schumacher o el mismo Kwinter terminan por justificar las estrategias proyectuales digitales. Para ellos, estas nuevas formalizaciones solo son posibles (más allá de la predisposición tecnológico-cultural y generacional que nombra Picon) gracias a un cambio radical en los modos de producción. Básicamente abandonando el modo fordista de producción seriada masiva por un régimen post-fordista de pequeñas series limitadas donde (de nuevo gracias a capacidad del ordenador) se permiten pequeñas variaciones en los diseños sin afectar los tiempos y costos de obra, con el consecuente impacto en la lectura tectónica de esta arquitectura (que ya no se generara por repetición seriada sino por repetición diferenciada)
Cuando Silvetti habla de literalismo se refiere a este fenómeno en particular; lo líquido, lo fluido, lo explosivo, lo suave, lo móvil, todas ellas cualidades materiales, tienen en este caso una doble función negativa; por un lado son trasladadas literalmente a los espacios arquitectónicos sin mediación alguna, y por el otro, gracias a la gestualidad relativamente simple y veloz del modelado digital, vacían de contenido constructivo a la obra arquitectónica. A primera vista, esta falta de información constructiva, se manifiesta como una falta de “tectónica” (entendida tradicionalmente como la representación de un saber técnico), no se percibe un arte del construir, falta un "saber hacer".

También es posible que Silvetti no quiera reconocer este cambio de paradigma que se está dando (casi exclusivamente) en los centros de producción discursiva; la tectónica, la técnica, el saber hacer, el “arte de unir cosas” están siendo redefinidas o al menos reinterpretadas y reapropiadas por la generación digital.

Picon entiende que estas nuevas tecnologías de proyecto y fabricación (CAD CAM) comprometen más aun a la arquitectura con el mundo material, planteando no solo nuevas formas de percibir la materialidad, sino todo un nuevo modo de “saber hacer” computacional, reflejado tanto en el modo de aparecer de esta arquitectura como en las metodologías para su generación, producción y fabricación, que actualmente están siendo estudiadas bajo la categoría de “tectónicas digitales” .
Esta renovada apreciación por la construcción de forma mediada por ordenador (de hecho casi todas las prácticas proyectuales digitales han virado hacia la fabricación digital) no quita responsabilidad a la teoría y a la crítica para reencauzar y reformular estas búsquedas de nuevas estrategias en tanto estén dentro de ciertas líneas de investigación relevantes a la disciplina (nuevos materiales, nuevas formas de producción, nuevas formas de habitar, etc.)

Como resalta Silvetti, con la irrupción de la nueva arquitectura digital (encarnada en los blobs, la arquitectura fluida, y demás) y su añoranza de futuro, se han puesto en marcha otra cantidad de células “latentes” que sin dudas tienden a acercar a la arquitectura al resto de las manifestaciones culturales que ya han sido revolucionadas por la tecnología digital.


FG.
BIBLIOGRAFÍA:

-DELANDA M. Filosofía de los programas de diseño en Verb: Architecture boogazine (2002, Actar)
-FRAMPTON K. Estudios sobre cultura tectónica (Madrid, 2001 Akal Ed.)
-KWINTER S. Far from equilibrium (2008, Actar)
-KWINTER, S. Y KIPINS J. Harvard Design Magazine #20 – (Cambridge, 2004 Harvard Graduate School of Design)
-PICON A. Arquitectura y virtualidad (ARQ Lecturas)
-REISER J. Atlas of novel tectonics (New York, 2006, Princeton Arquitectural Press)
-SCHUMACHER P. y ROGNER C. “After Ford” (Detroit, 2001)
-SILVETTI, J “The Muses are not amused. Pandemonium in the House of Architecture” (2002)
-ZAERA-POLO A. Un mundo lleno de agujeros. En Mundos I, Revista El Croquis #89-89. (Madrid,1998, El Croquis Editorial)

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